Decía el Prof. Antoine Bechamps, contemporáneo de Pasteur, que los microorganismos patógenos no podían atacar a las células que estaban sanas y que las células del cuerpo estaban sanas cuando recibían los nutrientes apropiados. Estos nutrientes son transportados hasta las células por los capilares sanguíneos y el flujo de estos sabemos que lo condiciona el “esfínter precapilar” que será, en definitiva, el que controle la nutrición y la oxigenación celular.
Sabemos que este esfínter precapilar, al igual que el de los túbulos secretores de saliva serosa por parte de la glándula parótida y en menor medida por la glándula submaxilar, estará controlado principalmente por el sistema parasimpático y que cuando este domina nuestra boca estará llena de saliva serosa, liquida, agradable, como agua. Hace ya algunas décadas nos explicaba el Dr. Ryke Geerd Hamer, a través de su ya conocida “nueva medicina germánica”, como todas las enfermedades se desarrollaban con predominio del sistema simpático mientras que en su periodo de curación sería el sistema parasimpático el dominante. Quizás por ello cuando éramos pequeños y venia el medico “clínico” a visitarnos, lo primero que nos pedía era que sacáramos la lengua, principalmente para ver si estaba seca o húmeda.
Sabemos que, en nuestra, cada vez menos saludable, “vida moderna”, predominan los estímulos simpáticos. Sabemos que el 80 % de las drogas de la medicina alópata estimulan el sistema simpático. Los momentos de relajación y predominio parasimpático cada vez son menores. Todo ello se traduce en estres, ansiedad, nerviosismo, angustia, insomnio, estreñimiento, …..etc y en definitiva en enfermedad.
Por todo ello, el par biomagnético que más frecuentemente pedimos a nuestros pacientes que usen habitualmente en su domicilio, al menos durante 15 minutos y principalmente al final del día, diariamente siempre que puedan, es la de la estimulación del sistema parasimpático mediante el par CERVICALES-SACRO, al mismo tiempo que se repiten una y otra vez hasta conseguirlo que quieren tener la boca llena de saliva, liquida, agradable, como agua.
Todo ello sin olvidar que lo que más estimula el sistema parasimpático es el ser feliz, lo que estamos convencidos debe ser uno de nuestros principales objetivos, por lo que la mejor receta es la de encender muchas velas y abrir muchas botellas de vino, o como cada quien decida realizar la gimnasia parasimpática diaria.
Dr. Salvador Gutierrez
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