La molécula de la vida

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La molécula de la vida: ADNPodemos hablar con propiedad del ADN como de la “molécula” de la vida. Por lo que cuando nos referimos a la aparición de la vida en la tierra también nos referiremos a antes o después de la aparición del ADN (Ácido Desoxirribonucleico) y de su compañera inseparable el ARN (Ácido Ribonucleico).

El proyecto ENCODE, ideado en el año 2000 para descifrar los misterios del genoma humano y que en el 2017 comenzó su tercera fase, hasta ahora ha constituido un gran fracaso y solo ha servido para comprobar la enorme complejidad de la molécula de ADN y su inaccesibilidad actual al conocimiento humano.

3 ELEMENTOS PARA LA APARICIÓN DE LA VIDA

La vida apareció en el planeta tierra hace unos 3.500 millones de años. Para que ocurriera tal acontecimiento se necesitaron tres cosas:

En primer lugar, tuvo que suceder la separación de las aguas y las tierras como ya nos representó Miguel Ángel en el tercer fresco de la capilla Sixtina, o como nos decía el capítulo 1 del Génesis: 9 y 10, en lo que ocurrió en el día 3 de la creación:

1. Sales Marinas

“Entonces Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo se junten en un solo lugar, para que aparezca la tierra seca»; y eso fue lo que sucedió”.

La vida apareció en el mar gracias entre otras cosas a ese caldo de cultivo y vida que denominamos agua marina y que recordemos que en aquella época su concentración de sales era de 9 gramos por mil, al igual que ocurre en nuestra sangre, y la composición de esas sales es también prácticamente la misma de la que tenemos en el plasma sanguíneo.

Esta separación de las aguas y las tierras ocurrió hace unos 3.900 millones de años; es decir, unos 400 millones de años antes. Pero esto fue necesario para que las lluvias fueran lamiendo la superficie de la tierra y llevando esas sales al agua del mar, constituyendo así el caldo de cultivo apropiado para la aparición de la vida.

2.- Campo Magnético Terrestre

En segundo lugar, tuvo que aparecer el campo magnético terrestre que, entre otras funciones, consigue frenar la radiación solar que haría imposible la aparición y conservación de la vida.

Pero la aparición de las fuerzas magnéticas también tuvo múltiples efectos para la aparición de la misma, ya que el magnetismo terrestre es necesario para todas las formas de vida conocidas. Como nos decía Richard P. Feynman (Premio Nobel – 1965):

“Ahora nos damos cuenta de que el fenómeno de las interacciones bioquímicas y finalmente la vida misma tiene que ser entendidas en términos de electromagnetismo”.

O como nos dice el Dr. Madroñero de la cal (investigador del CSIC de España) en en el capítulo 1 sobre los “fundamentos del biomagnetismo” de su libro “utilización terapéutica de los campos magnéticos”:

“Ahora sabemos que el metabolismo desequilibra localmente el pH, y ello nos convierte en una pila viviente. Y la descarga de la pila mediante corrientes bioeléctricas se llama Vida. Así́ hay que entender el biomagnetismo, como la herramienta esencial que actúa sobre lo esencial de la vida”.

3.- La molécula de la vida: ADN

En tercer lugar, tuvo que aparecer una molécula de una complejidad que supera al conocimiento humano y que podríamos definir como la molécula de la vida o de la creación que es el ADN.

Esta molécula no podría haberse creado por la evolución simple de la materia ni en billones de años de evolución.

Para muchos es la molécula del Creador o la molécula de la vida. Forma desde las bacterias más primitivas o las células vegetales de la corteza del roble hasta los enterocitos intestinales o las neuronas del sistema nervioso.

Su versatilidad es tal que solo entre las bacterias es necesario tan solo un 70 % de su genoma similar para que sean consideradas de la misma familia, lo que nos indica la enorme variabilidad del aún desconocido mundo procariota. La perfección de todas las formas de vida que crea es, simplemente, “absoluta”.

En las células animales constituye un filamento de unos 2 metros de largo y una doble hélice de 3.200 millones de peldaños y 6.400 millones de nucleótidos, uno en cada extremo de los peldaños.

El proyecto ENCODE nos dice que solo el 1.5 % del mismo es responsable de los cerca de 30.000 genes que nos forman y el 98.5% era considerado hasta hora como ADN basura por nuestra ciencia actual omnipresente y sabelotodo.

Cuando hablamos de la aparición de la vida en la tierra podemos hablar igualmente del antes y el después de la aparición del ADN.

Su complejidad es indescifrable para el hombre.

Pero la falsa ciencia todopoderosa de nuestros días se escuda en los problemas genéticos para explicar todo lo que desconoce.

Las proteínas del cuerpo formadas por ADN

El ADN es el que dirige todas las funciones corporales a través de las proteínas que se forman en los Ribosomas.

Esta comunicación con los Ribosomas se realiza a través de una molécula intermedia “hermana “pero más pequeña y versátil para poder transmitir el variado mensaje del ADN que es el ARN mensajero y que puede dar un sinfín de órdenes a los Ribosomas para constituir una u otra proteína con una u otra función específica.

Todas las proteínas que tenemos en nuestro cuerpo son formadas por nuestro ADN y por nuestro ARN, y, por lo tanto, llevan nuestro sello y nuestra frecuencia.

Cualquier ADN o ARN, es decir, cualquier ácido nucleico o cualquier proteína que tomemos o ingiramos del exterior y que no sea nuestra, el cuerpo tarda segundos en destruirla y transformarla en sus elementos simples para volver a formarlas, pero ahora con nuestro sello y nuestra frecuencia.

Solo las congelaciones a muy bajas temperaturas podrían evitar que nuestro cuerpo las destruya antes de que hagan su función.

Si ponemos proteínas extrañas en un cuerpo, como podría ser en un trasplante de un órgano el receptor del mismo estará obligado a tomar inmunosupresores de por vida para evitar que nuestro sistema inmunológico las rechace.

Si apreciamos los efectos del ADN en la evolución de las especies lo primero que observamos es la perfección absoluta en cada una de las formas vivientes que crea.

Además, es fácil observar un fin o propósito en cada una de estas formas de vida.

No pueden ser correctas las hipótesis de Charles Darwin y Alfred Wallace sobre la evolución de las especies y si tendremos que volver a los planteamientos de Aristóteles, 400 años antes a.C., sobre la Teleología y el fin último de todas las cosas.

No puede haber caminos equivocados en el ADN, simplemente, como decía Einstein “Dios no juega a los dados”.

Dr. Salvador Gutierrez Rodríguez de Mondelo

Vídeo del Dr. Salvador sobre la Aparición de la Vida

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